Factores de carga vocal en la población docente
Autor invitado (datos al final del artículo)
En la actualidad, la carga vocal se define en función de los tipos de dosis que actúan en la oscilación de los pliegues vocales: tiempo de fonación, ciclos de la dosis, distancia de la dosis, energía disipada y energía irradiada (tabla 1).
Tabla 1.
Tipos de dosis involucradas en la oscilación de los pliegues vocales
Los profesionales de la voz son quienes sufren con mayor frecuencia de trastornos provocados por el exceso de carga vocal, siendo los docentes una de las poblaciones más afectadas (Byeon, 2019). En general, los problemas de voz que afectan a los docentes no siempre son transitorios y varios casos exigen rehabilitación vocal e incluso tratamiento farmacológico o quirúrgico.
La prevalencia de los trastornos vocales en la población general varía aproximadamente entre un 6 al 15%. Sin embargo, cuando se considera a los docentes, estos valores aumentan hasta 20 – 50%, llegando hasta a un 80% (Garcia, Bóia Neves, Bosque, & Mendes, 2014).
En la docencia, la carga que reciben los pliegues vocales se encuentra determinada por una serie de factores que son propios de la profesión (externos) y de las características personales (Vilkman, 2000, 2004). Tanto el ruido ambiente, la acústica del lugar, la calidad del aire y la demanda son elementos externos que predisponen al docente a aumentar la carga aplicada a sus pliegues vocales, mientras que el género, la resistencia laríngea, hábitos de vida (horas de sueño, alimentación, entre otros), experiencia/habilidad vocal y algunos aspectos psicosociales, entregarán la tolerancia necesaria para resistir la carga aplicada (figura 1).
En general, los factores que predisponen al docente a aumentar la carga vocal se encuentran sujetos según demanda vocal, siendo esta última, el requerimiento comunicativo que debe satisfacer una persona y que es independiente de la fisiología, técnica o escenario comunicativo de la persona (Hunter et al., 2020).
Figura 1. Factores de carga vocal y cofactores individuales que influyen en el afrontamiento con la carga de trabajo vocal (Vilkman, 2004).
En el docente, la demanda vocal incluye una gran variedad de actividades (Remacle, Morsomme, & Finck, 2014). Estas varían según la función y características personales de cada docente en particular (Vilkman, 2000), encontrando de esta forma, el cantar, el realizar onomatopeyas, el hablar por tiempos prolongados, los cambios bruscos de intensidad y tono, entre otras. A esto se agrega que en algunos casos no solo realizan clases en el aula sino en otros contextos (al aire libre, salones de música, salones de arte y/o manualidades, gimnasios).
Estudios apoyan la hipótesis de que los docentes que trabajan con niños pequeños corren un riesgo particularmente alto de sufrir trastornos de la voz (Remacle et al., 2014). Los docentes preescolares no solo tienen dosis vocales más altas, lo que significa una mayor exposición de los tejidos cordales a la vibración durante la fonación, sino que también una mayor tasa de problemas de voz que los docentes de primaria. En ellos, la sobrecarga no provendría solamente del hecho de impartir una clase, sino que, de utilizar recursos como el canto, las onomatopeyas y los cambios notorios de intensidad y tono durante la explicación de alguna actividad.
El ruido ambiente, debido a su relación lineal con la intensidad vocal (Titze, 1994; Remacle, Finck, Roche, & Morsomme, 2012), es uno de los factores de mayor cuidado en la etiología y manejo de la disfonía del docente. Se suele estimar que la intensidad vocal es quien provoca mayor cantidad de estrés de impacto y, por ende; se convierte en el principal factor de injuria epitelial (Titze, 2000).
El ruido en las aulas deriva de las actividades realizadas dentro y fuera de ellas. Se ha indicado que este puede superar los 70 dB en guarderías infantiles y los 65 dB en salas de educación básica (Shield & Dockrell, 2003) (tabla 2). Con esto, el docente debe aumentar la intensidad de su voz (como mínimo en 15 dB) para ser escuchado (Stowe & Golob, 2013).
Simultáneamente, se ha observado que los profesores de educación pre-escolar y básica suelen subir su frecuencia fundamental entre 5,5 a 7 dB gracias a los efectos del ruido de fondo (Hunter & Titze, 2010). Aumentando con esto, la cantidad de golpes por segundos que recibe la cubierta de los pliegues vocales.
Tabla 2.
Promedios de ruido ambiente (dB) en aulas en tres niveles educacionales distintos (Shield & Dockrell, 2003)
En el docente, la intensidad de la voz no solo se tiende a elevar por factores propios del lugar donde imparte la clase, sino que factores como la acústica del aula, el número de oyentes y la distancia entre el hablante y los oyentes, también incide directamente en su incremento (Vilkman, 2004).
La humedad y la temperatura también son factores que interfieren en la carga que reciben los pliegues vocales. En un clima frío, el aire puede ser muy seco y su capacidad de retención de humedad disminuye rápidamente a medida que baja la temperatura (Rantala, Hakala, Holmqvist, & Sala, 2012). Se ha descrito en la literatura que la baja humedad del aire puede alterar la hidratación de los pliegues vocales afectando sus propiedades mecánicas y teniendo efectos negativos en el patrón vibratorio (Alves, Krüger, Pillay, van Lierde, & van der Linde, 2019). La exposición al polvo podría desencadenar reacciones alérgicas o inflamatorias en la mucosa laríngea, lo que favorece su daño mecánico (Titze, 2000).
En relación con los factores psicosociales, el estrés emocional, la situación de la vida personal y la historia de la vida personal son también aspectos que pueden afectar a la voz (Roy & Bless, 2000). El estrés psicoemocional altera el grado de tensión existente en la laringe e interfiere en la adecuada oscilación de los pliegues vocales (Roy, Merrill, Gray, & Smith, 2005).
El estrés y el desajuste emocional en la población docente puede provenir de múltiples aspectos, uno de ellos es la exigencia de su propia tarea, el perfeccionismo, el problema vocal en sí y por último, un ambiente laboral de difícil manejo (Davies, Jahn, & Keidar, 2004).
Las habilidades individuales incluyen los años de estudio que el docente tiene con respecto a su voz (Vilkman, 2004). Las destrezas y habilidades vocales del docente tendrán un importante impacto en la prevención de alguna lesión, además, favorecerán el manejo compensatorio en caso que esta aparezca (Bele, 2008).
Como se pudo observar, los factores de riesgo a nivel laboral para los docentes son múltiples y se han investigado bastante en la literatura. Sin embargo, estos podrían variar en función del contexto y labor de cada docente en particular. Es necesario en un futuro identificar e investigar la forma como estos factores, en conjunto o aisladamente, interactúan en la sala de clases. Otros factores ergonómicos como los cambios de postura, que hasta ahora solo tienen efectos teóricos sobre la función vocal, deben seguir siendo estudiados.
Autor
Sebastián Castañón Muñoz
Fonoaudiólogo Centro de Especialidades Médicas Hospital del Trabajador.
Fonoaudiólogo Titulado Universidad Mayor (2009).
Diplomado Habilitación Vocal, Universidad del Desarrollo (2011).
Diplomado Rehabilitación Vocal, Universidad del Desarrollo (2013).
Magister Estrategias en Intervención Vocal, Universidad del Desarrollo (2016).
Docente Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile. (2016 – Actualidad).
10 años de experiencia en el Área Vocal y con el trabajo con disfonías de origen ocupacional
(principalmente en docentes), tanto en su diagnóstico como tratamiento.
Bibliografía
Alves, M., Krüger, E., Pillay, B., van Lierde, K., & van der Linde, J. (2019, January 1). The Effect of Hydration on Voice Quality in Adults: A Systematic Review. Journal of Voice, Vol. 33, pp. 125.e13-125.e28. https://doi.org/10.1016/j.jvoice.2017.10.001
Assad, J., Magalhães, M., Nunes, J., & Côrtes, A. (2017). Dose Vocal: uma revisão integrativa da literatura. Revista CEFAC, 19(3), 429–438. https://doi.org/10.1590/1982-021620171932617
Bele, I. V. (2008). The teacher’s voice: Vocal training in teacher education. Scandinavian Journal of Educational Research, 52(1), 41–57. https://doi.org/10.1080/00313830701786594
Byeon, H. (2019). The risk factors related to voice disorder in teachers: A systematic review and meta-analysis. International Journal of Environmental Research and Public Health, 16(19). https://doi.org/10.3390/ijerph16193675
Davies, D. G., Jahn, A. F., & Keidar, A. (2004). Care of the professional voice : a guide to voice management for singers, actors, and professional voice users (Second). Routledge.
Garcia, R., Bóia Neves, E., Bosque, C., & Mendes, E. (2014). Voice disorders in teachers. A review. Journal of Voice, 28(6), 716–724. https://doi.org/10.1016/j.jvoice.2014.02.008
Hunter, E. J., Cantor-Cutiva, L. C., Leer, E. van, Mersbergen, M. van, Nanjundeswaran, C. D., Bottalico, P., … Whitling, S. (2020). Toward a Consensus Description of Vocal Effort, Vocal Load, Vocal Loading, and Vocal Fatigue. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, Vol .63, 509–532.
Hunter, E. J., & Titze, I. R. (2010). Variations in Intensity, Fundamental Frequency, and Voicing for Teachers in Occupational Versus Nonoccupational Settings. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 53(4), 862–875. https://doi.org/10.1044/1092-4388(2009/09-0040)
Rantala, L. M., Hakala, S. J., Holmqvist, S., & Sala, E. (2012). Connections Between Voice Ergonomic Risk Factors and Voice Symptoms, Voice Handicap, and Respiratory Tract Diseases. Journal of Voice, 26(6), 819.e13-819.e20. https://doi.org/10.1016/j.jvoice.2012.06.001
Remacle, A. A., Morsomme, D., & Finck, C. (2014). Comparison of Vocal Loading Parameters in Kindergarten and Elementary School Teachers. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, Vol. 57(2), 406–415. https://doi.org/10.1044/2013_JSLHR-S-12-0351
Remacle, A., Finck, C., Roche, A., & Morsomme, D. (2012). Vocal impact of a prolonged reading task at two intensity levels: Objective measurements and subjective self-ratings. Journal of Voice, 26(4). https://doi.org/10.1016/j.jvoice.2011.07.016
Roy, N., & Bless, D. M. (2000). Personality Traits and Psychological Factors in Voice Pathology. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 43(3), 737–748. https://doi.org/10.1044/jslhr.4303.737
Roy, N., Merrill, R. M., Gray, S. D., & Smith, E. M. (2005). Voice disorders in the general population: Prevalence, risk factors, and occupational impact. Laryngoscope, 115(11), 1988–1995. https://doi.org/10.1097/01.mlg.0000179174.32345.41
Shield, B. M., & Dockrell, J. E. (2003, June). The effects of noise on children at school: A review. Building Acoustics, Vol. 10, pp. 97–116. https://doi.org/10.1260/135101003768965960
Stowe, L. M., & Golob, E. J. (2013). Evidence that the Lombard effect is frequency-specific in humans. The Journal of the Acoustical Society of America, 134(1), 640–647. https://doi.org/10.1121/1.4807645
Titze, I. R. (1994). Mechanical stress in phonation. Journal of Voice, 8(2), 99–105. https://doi.org/10.1016/S0892-1997(05)80302-9
Titze, I. R. (2000). Principles of voice production. Utah: National Center for Voice and Speech.
Vilkman, E. (2000). Voice Problems at Work: A Challenge for Occupational Safety and Health Arrangement. Folia Phoniatrica et Logopaedica, 52(1–3), 120–125. https://doi.org/10.1159/000021519
Vilkman, E. E. (2004). Occupational Safety and Health Aspects of Voice and Speech Professions. Folia Phoniatrica et Logopaedica, 56(4), 220–253. https://doi.org/10.1159/000078344